MMM lleva desarrollando desde sus inicios una obra intermitente con periodos de intenso trabajo intercalados entre otros más prolongados dedicados a la formación y al estudio. Una simbiosis o mezcolanza, en la que también intervienen de manera muy activa influencias musicales, sobre todo jazzísticas, que ha marcado desde el principio los contenidos de su actividad creadora. Esta agenda tan densamente poblada por elementos intelectuales, musicales y artísticos es la que probablemente hace que temas y conceptos narrativos dominen y finalmente acaben imponiéndose en su obra sobre soportes y materiales, dejando como resultado final un trabajo en el que los elementos fundamentales de la pintura, línea y color, prevalecen sobre formas y texturas.
En MMM el resultado final, su obra, se mueve entre un “ingenuo colorista” de fuertes contrastes y una gran libertad creativa que busca lograr una primera impresión que deje su poso esperanzado en un hipotético espectador, un austero y enérgico trabajo de múltiples direcciones y de una gran fuerza figurativa determinante en el objetivo final.
MMM trabaja a partir de una idea como concepto-guía generalista que le permite elaborar distintas variaciones o desarrollos apoyándose en la línea y el color, creando de este modo pequeñas series en las que tanto el tema, objetivo principal, como las diferencias entre los propios cuadros dan cuerpo a un contexto representativo único como conjunto tan importante como la labor aislada.
Así, MMM aporta en su obra fundamentalmente sinceridad y honradez a la hora de materializar unos enérgicos estímulos bastante personales que, sin embargo lo dicho, por su parte son movidos más con el corazón que con la cabeza; sencillez en los conceptos y las formas y una ligereza en el trazo y el color en apariencia intrascendente pero que deja una primera impresión que no pasa desapercibida, conservando una pureza de rasgos que hasta el día de hoy es una de las principales características de su obra.
Antonio Castro Rodríguez